Carta a los creativos

30 de septiembre de 2021

Si nos preguntan qué es lo que nos motiva en la industria creativa, es la novedad, la incertidumbre y la versatilidad. No vamos a mentir: también nos motiva el ritmo rápido y el entorno en constante evolución, y estamos seguros de que la mayoría de los creativos sienten lo mismo. El aprendizaje y el ajetreo parecen no detenerse nunca. Dicho esto, somos conscientes de que la mayoría de los que trabajamos en este campo somos susceptibles de experimentar el síndrome del impostor, es decir, sentirnos dudosos e inseguros de nuestro propio trabajo. Este sentimiento puede abrumarnos y hacernos perder de vista para qué estamos trabajando. No somos expertos, pero todos conocemos esa sensación. Al pertenecer a la misma comunidad, pensamos que es importante levantarnos unos a otros en momentos como éste. Esta carta es esencialmente un recordatorio para nosotros mismos, y para ustedes, nuestros compañeros creativos.

Queridos creativos,

"No estoy solo en esto".

El síndrome del impostor nos pasa a todos, y esta carta es la prueba de que estamos juntos en esto. Está bien ser críticos con nuestro propio trabajo y compararnos con los demás para establecer puntos de referencia. Pero lo que la mayoría de nosotros olvidamos es reconocer y reconocer nuestro propio éxito. En un sector que valora la velocidad y el rendimiento, es fácil sentir que uno siempre es insuficiente, que los logros se deben a la "pura suerte". Incluso los más talentosos, como Albert Einstein, lo experimentan. Como creativos, tenemos que recordar que no nos estamos enfrentando entre nosotros, aunque a veces lo parezca. La misma persona que has colocado en el pedestal puede estar sintiendo lo mismo.

"No necesito dudar de mí mismo".

Hay una delgada línea entre ser crítico y dudar de tu trabajo. La primera parte de un espíritu de superación, mientras que la segunda parte del miedo. Siempre hay margen de mejora en cada trabajo que hacemos, sobre todo en la industria creativa. Creer en tu propio trabajo puede inspirar a otros a hacer lo mismo. La duda es contagiosa, pero también lo es la confianza. Acepta tus puntos fuertes y débiles, ayuda a los demás a ver el valor de tu trabajo, pero al mismo tiempo muéstrate abierto a las críticas.

"Mis ideas merecen la pena".

Cada idea tiene la oportunidad de convertirse en una gran idea, pero nunca lo sabrás hasta que lo intentes. Si tienes una visión, haz todo lo posible por ayudar a los demás a verla. Citando a Wayne Gretzky (o a Michael Scott), "fallas el 100% de los tiros que no haces". Lo peor que puede pasar es que te rechacen. Pero piénsalo así: cada rechazo es un paso más hacia la comprensión de lo que quiere el cliente. Así que no dejes que el miedo al rechazo se interponga en el camino de lo que podría ser una gran idea.

"Mis límites son importantes".

A veces, las dudas provienen de la angustia. En esos momentos, te encuentras preguntándote: "¿Es esto lo que hay que hacer?". Lo más importante es tener una serie de principios que te guíen en tu viaje como creativo. Tenemos más control del que creemos. En el trabajo, establecer límites y aprender a comunicarlos influye mucho en tu experiencia. También anima a las personas con las que trabajas a hacer lo mismo, creando un entorno propicio que permite una comunicación abierta. Todos trabajamos mejor cuando nuestra mente está más sana, así que no tengas miedo de hacerte cargo de tu propio bienestar.

"Mi singularidad es lo que aporto".

¿Estás reprimiendo tus pensamientos porque crees que no mereces expresarlos? ¿Estás siempre de acuerdo con la mayoría porque crees que tu punto de vista no es válido? Todos lo hacemos a veces, y siempre acabamos arrepintiéndonos. Nuestra individualidad es algo que nadie nos puede quitar. Es original y auténtica, y eso es lo que hace que todo gran proyecto creativo lo sea. Poner una parte de nosotros mismos en el trabajo que hacemos es lo que lo hace significativo y extraordinario. Si crees que no puedes ofrecer nada, piénsalo otra vez.

Con amor,
Aquí

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A Letter to Creatives

September 30, 2021

Si nos preguntan qué es lo que nos motiva en la industria creativa, es la novedad, la incertidumbre y la versatilidad. No vamos a mentir: también nos motiva el ritmo rápido y el entorno en constante evolución, y estamos seguros de que la mayoría de los creativos sienten lo mismo. El aprendizaje y el ajetreo parecen no detenerse nunca. Dicho esto, somos conscientes de que la mayoría de los que trabajamos en este campo somos susceptibles de experimentar el síndrome del impostor, es decir, sentirnos dudosos e inseguros de nuestro propio trabajo. Este sentimiento puede abrumarnos y hacernos perder de vista para qué estamos trabajando. No somos expertos, pero todos conocemos esa sensación. Al pertenecer a la misma comunidad, pensamos que es importante levantarnos unos a otros en momentos como éste. Esta carta es esencialmente un recordatorio para nosotros mismos, y para ustedes, nuestros compañeros creativos.

Dear Creatives,

"I am not alone in this."

Imposter syndrome happens to the best of us, and this letter is proof that we're in this together. It's okay to be critical with our own work and compare ourselves with others to set benchmarks. But what most of us forget to do is recognise and credit ourselves for our own success. In an industry that values speed and output, it's easy to feel like you're constantly not enough; like your achievements are due to ‘sheer luck'. Even the most talented - Albert Einstein - experience this. As creatives, we have to remember that we're not pitting ourselves against each other, even if it feels that way sometimes. The very person that you've placed on the pedestal might just be feeling the same things.

"I don't need to doubt myself."

There's a fine line between being critical and being doubtful about your work. The former comes from a place of self-improvement whilst the latter comes from a place of fear. There's always room for improvement with every piece of work that we do, especially in the creative industry. Believing in your own work can inspire others to do the same. Self-doubt is contagious - but so is confidence. Embrace your strengths and weaknesses; help others see the value in your work but also be open to criticism at the same time.

"My ideas are worth pursuing."

Every idea has the chance to be a great idea – you will never know until you give it a go. If you have a vision, then try your best to help others see it. To quote Wayne Gretzky (or Michael Scott), “You miss 100% of the shots you don't take." The worst that could happen is that you get rejected. But think of it this way: every rejection is a step closer to understanding what the client wants. So don't let the fear of rejection get in the way of what could be a great idea.

"My boundaries are important."

Sometimes, self-doubt comes from a place of distress. In these moments, you find yourself asking “Is this the right thing to do?" What's more important than being a yes-man is having a set of principles that guide you on your journey as a creative. We have more control than we think. At work, setting boundaries and learning to communicate them shape your experience significantly. It also encourages people whom you work with to do the same, creating a conducive environment that allows for open communication. We all work better when our minds are healthier so don't be afraid to take charge of your own wellbeing.

"My uniqueness is what I bring to the table."

Are you holding back your thoughts because you didn't think you were deserving of expressing them? Are you always agreeing with the majority because you think your perspective isn't valid? We all do that sometimes, and we always end up regretting it. Our individuality is something that nobody can take away from us. It's original and authentic, which is what makes every great creative project. Putting a piece of ourselves into the work that we do is what makes it meaningful and extraordinary. If you think there's nothing you can offer, think again.

With love,
Aquí

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